El ritmo de vida actual pasa factura a nuestros cuerpos: largas jornadas laborales, trabajos que requieren estar de pie mucho tiempo o mañanas y tardes enteras frente a la pantalla del ordenador. Los dolores de espalda, cuello o articulaciones son cada vez más comunes, pero pocas veces hacemos algo por prevenirlos o aliviarlos.

La visita al fisioterapeuta se suele dejar para cuando se sufre un dolor agudo, una lesión o si se está realizando una rehabilitación por haber sufrido un accidente de algún tipo. Es cierto que en estas ocasiones en que el dolor ya está presente, acudir a la consulta en las fases tempranas del dolor ayudará a una recuperación mucho más rapida que si se retrasa la visita hasta que se hayan agravado.

Sin embargo, no es necesario llegar a este tipo de situaciones para acudir al fisioterapeuta, ya que la fisioterapia tiene también una importante labor preventiva. Por lo tanto, ¿cuándo debo acudir a un fisioterapeuta?

• Cuando se sufre una lesión:

  Si practicas algún deporte, es bastante probable que alguna vez hayas sufrido una lesión. La mayoría de las veces, el único tratamiento que se aplica es guardar reposo. Pero una lesión que no se trata de manera adecuada puede volver a causar problemas más adelante, pudiendo llegar a convertirse en algo crónico. Acudir al fisioterapetua en estas ocasiones te proporciona el consejo de un experto sobre cuál es la mejor manera de actuar y tratar la lesión, ayudándote a una recuperación más rápida y segura. De esta manera le darás a tu cuerpo la oportunidad de volver antes a su estado anterior, evitando futuros problemas en la zona afectada.

• Cuando se sufre de dolor crónico u otra enfermedad:

  Aquellas personas que sufren de dolor crónico saben que éste puede afectar a su día a día de tal manera que no pueden realizar tareas rutinarias con normalidad. Un fisioterapeuta te puede ayudar a identificar cuál es el problema y tratarlo, o derivarte a un médico especialista que te pueda dar un tratamiento.

  La fisioterapia también es un complemento perfecto para el tratamiento de otras muchas enfermedades, como demuestran numerosos estudios, en ámbitos relacionados con los sistemas musculoesquelético, neuromuscular, cardiovascular y respiratorio. Lo ideal es consultar con tu médico si puedes añadir sesiones de fisioterapia al tratamiento que ya estés realizando.

• Durante y después del embarazo:

  Cuando estás embarazada, tu cuerpo sufre una gran cantidad de cambios en un periodo relativamente corto de tiempo, por lo que necesita que le prestes atención. Desde la diástasis de los músculos abdominales, la mayor presión sobre las articulaciones de las piernas, la tensión que sufre la espalda pasando por los cambios hormonales que pueden afectar a los ligamentos... Un fisioterapeuta puede enseñarte a realizar una serie de ejercicios que te ayuden a fortalecer tu cuerpo durante todo este proceso de cambios, incluso cuando el bebé ya ha nacido.

• Si se practica algún deporte:

  No es necesario sufrir una lesión para acudir al fisioterapeuta. Si practicas algún deporte de manera regular o de manera profesional, la prevención es clave para mantener tu cuerpo saludable. De esta manera, si se llega a sufrir alguna lesión será menos grave que si no se hubiese seguido una rutina de estiramientos y masajes.

• Como método preventivo:

  La fisioterapia puede ayudar a prevenir un gran número de enfermedades. Promoviendo hábitos de vida saludable, aprendiendo a prestar atención y cuidar nuestro propio cuerpo a base de posturas correctas, ejercicios físicos, etc.

Por lo tanto, lo ideal sería visitar a tu fisioterapeuta de manera regular para evitar que un pequeño dolor o lesión llegue a tener consecuencias para tu salud. La clave en la fisioterapia está en la prevención.